18 junio 2008

Siete


Lunes.

Enumera mentalmente:
‘’Pasaporte. Listo’’.
‘’Pasaje. Listo’’.
‘’Laptop. Lista’’
‘’Celular. Listo’’.
‘’No olvidar nada. Listo’’. Se ríe de su propio chiste y escucha la tan familiar voz de su esposa: ‘’¡amor, llegó el taxi!’’.
Baja las escaleras, toma el maletín, abraza a su esposa y le da un beso lánguido y aburrido.
‘’Buen viaje, amor’’ la oye decirle.
‘’Gracias vida. Te llamo al llegar’’ responde automáticamente.
Sube al taxi, rumbo al aeropuerto.


Martes.

Interminables reuniones con clientes, potenciales clientes. Interminables almuerzos de negocios. Cenas aburridas con clientes y potenciales clientes. Revisa la agenda, hace algunas llamadas. Respira hondo. Apenas está comenzando la semana y ya está cansado. Mañana más reuniones. ‘’Si pasara algo interesante, al menos. Algo mínimamente interesante’’, pero nunca pasa nada que altere el orden establecido de su vida. Mira el reloj. Temprano para irse a dormir, pero tarde para salir a investigar la ciudad. Decide bajar al bar del hotel.

Pide un vodka tonic y se arrellana en el sillón para disfrutarlo. A dos asientos de distancia, se topa con unos ojos negro que lo escudriñan. Le sostiene la mirada por segundos, por minutos. Ninguno cede. Su oponente le guiña un ojo y se levanta. Se le acerca lentamente, le pasa por un lado, le roza levemente el brazo y se va.


Miércoles.
La respectiva convención de la mañana. Las reuniones de rigor. Más aburrimiento. Cierra un par de contratos exitosamente. Nada extraordinario altera su mundo, hasta que vuelve a sentir el puñal de una mirada sobre si: los ojos negros de la noche anterior. Le devuelve la mirada con complicidad y se le aproxima. Los ojos acompañan un rostro de facciones firmas, mas delicadas al mismo tiempo. La boca de labios apetecibles esboza pícaramente una sonrisa. ‘’Desde que te vi anoche, no he podido parar de pensar en ti’’, le dice. El corazón se le acelera. ‘’¿Ah sí? ¿Por qué?’’, pregunta. ‘’Hacía tiempo que no me interesaba por alguien así, a primera vista’’. Se sonríen, se estrechan las manos y deciden verse en algún bar, a la noche.