La pareja aprovecha la
penumbra del callejón para besarse y tocarse. El hombre no resiste: ‘’Quiero
hacerlo ahora’’, le susurra a la mujer con voz ronca. ‘’En plena calle no, que
nos pueden ver’’, explica ella, sin convicción. ‘’Déjame entrarte un poquito,
no más’’, le insiste. ‘’Ya dije que no’’, y lo empuja. El hombre bufa: ‘’No me
aguanto. Vamos a algún lado’’. La mujer lo mira fijamente, al tiempo que
respira entrecortado: ‘’A mi casa, estamos cerca’’. Con la prisa propia de los
amantes de paso, casi corren hasta detenerse frente a un viejo edificio. ‘’Aquí
vivo. Justo en el tercero, el que tiene la ventana entreabierta’’, dice ella.
Él se acerca un poco a la reja para observar. ‘’¡Pero está abandonado!’’. Se da
la vuelta para encarar a la mujer y con estupor va viendo cómo esta se va
desvaneciendo ante sus ojos, lentamente, con una gélida sonrisa.
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